EL MERCADO TRADICIONAL

Se vendían y cambiaban mercaderías, acudían de todas las aldeas circundantes para abastecerse de lo que necesitaban y el hecho de que fuese San Pedro el epicentro significó una inestimable fuente de ingresos, transformándose en fiesta pagana no menos importante que el propio domingo, sin escuela para los chavales y óptima oportunidad para los más traviesos de hurtar a escondidas algo que llevarse a la boca. Acudía “La Exclusiva”, viejo autobús que sembraba la Cosa de viajeros venidos de fuera. Los tratantes vociferaban para atraer al posible comprador.

Los mozos y mozas aprovechaban para intercambiarse miradas cómplices de un amor posible. Las gentes entre sí se conocían a fuerza de acudir todos los lunes, y eso significaba un calor humano necesario para combatir el aislamiento de la comarca.

Con otro significado diferente y con la añoranza de aquella relación de intercambio con otras gentes, se celebró en Agosto de 1998, con una ilusión difícil de repetir, un mercado en la Cosa, evocando los antiguos puestos, colaborando entrañables personas dispuestas a que fuese un día inolvidable.

Salió todo también, que se ha ido repitiendo estos últimos años. La junta de Castilla y León lo ha incorporado al calendario de Ferias y Mercados de la Región.

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LA MATANZA DEL CERDO 

Uno de los hombres, empuñando un gancho, entraba decidido en la pocilga y prendía al cerdo por debajo del mentón. Los demás hombres, lo tumbaban y sujetaban para que el más hábil hincara el cuchillo en su garganta tratando de seccionar la yugular. Como un reflejo mecánico se hacía una cruz en la sangre reciente vertida en un caldero y, se destinaba a la inmediata elaboración de las morcillas.

Luego, se chamuscaba con paja y se raspaba su piel con un cuchillo bien afilado para rasurarlo. Se colocaba patas arriba y se realizaba una incisión longitudinal desde la papada a las nalgas, dando entonces comienzo a la minuciosa labor de extraer íntegra cada víscera.

Una vez que se había seleccionado las carnes, se hacían los chorizos y las güeñas y se salaban y adobaban los lomos, los jamones, las paletillas y los costillares.

Toda esta actividad era celebrada y sigue celebrándose en tono semifestivo


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