Rito que tiene lugar la noche de San Juan y que consiste en el paso sobre las ascuas encendidas, solo o llevando una carga encima.

El recinto del Paso del fuego, en lo alto del pueblo, junto a la iglesia de la Virgen de la Peña, es una especie de anfiteatro muy práctico recientemente remodelado y preparado para albergar a los innumerables visitantes que se acercan la noche del 23 de junio, a las 12 de la noche.

La madera ha de ser de roble, preparándose el fuego desde unas horas antes. Los hijos del pueblo que se atreven a pisar con sus plantas desnudas esos tres metros de brasas ardiendo, generalmente, no sufren quemaduras de ningún tipo: el paso habrá de ser decidido, constante, sin miedo, con ritmo regular y muy concentrado.

Rito ancestral, cuyo origen y significado se esconde en el paso del tiempo y el espacio, pues hay muchas teorías y supuestos de su posible inicio y su trascendencia. En cualquier caso, ya de origen celtíbero, indio, romano, islámico, indoeuropeo o cualquier otro, cada noche de san Juan el fuego se encarga de avivar esas creencias y ritos, esos deseos y sueños, que se han repetido y se repetirán por años y años.

San Juan cristiano perdura sobre el sol pagano, el origen se mezcla con la adaptación, el fuego con la cruz y la Virgen de la Peña con los leños ardiendo. Religión y Panteísmo, superstición y culto a los dioses de la naturaleza, todo ello bien conjuntado y aderezado para dar más misterio a esta noche mágica.


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